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lunes, 21 de noviembre de 2011

III - La Mortaja


El Caballero detuvo su caballo mientras miraba aquella cosa tan extraña.
En aquel paraje inhóspito no es algo que se viera todos los días y, pese a la cercanía del poblacho en el que estaba el pequeño convento donde pensaba hacer noche, no había otra posible fuente para algo tan raro.
La pesada tela estaba enredada en unas viejas maderas que asomaban como dientes de una bestia enterrada en la oscura y reseca tierra y olían a podredumbre, mas la tela a nada olía.
Era un tejido de color negro, con un extraño forro blanco de lino, parecía una mezcla de capa de viaje y mortaja y, al desenredarla, el viento que soplaba en la llanura extendió la tela en toda su extensión, que debía ser al menos el tamaño de dos cuerpos.
Era una mortaja, no había duda pero ¿que hacía en mitad de la nada?
Se agachó y examinó la destrozada madera que, a todas luces, debía de ser más vieja que él mismo.
¿Sería un ataúd?
Sabía que, en algunas zonas de la cristiandad se estaban empezando a enterrar los cuerpos metidos en cajas de madera, en vez de dejarlos libres para que el buen Dios se llevara sus almas al Paraíso, como mandaban las Escrituras.
El herrumbroso tachonado de hierro que parecía ser el armazón de la caja invitaba a no pensar eso, pues nadie usaba algo tan costoso para un enterramiento, pues los que podrían permitírselo, se guardaban mucho de seguir las indicaciones de las Sagradas Escrituras para ello pero...
Entonces el Caballero vio la luz en su mente.
Esto sería su salvación.
Ya pensaba que, tras el ataque de los Sarracenos, tendría que llegar a su destino con las manos vacías pero esta mortaja era sin duda, un regalo de Dios, dejada para salvar su miserable y devoto cuello.
Dobló y redobló la tela hasta que pudo meterla en las alforjas que cargaba en su caballo, el cual empezó a revolverse inquieto.
"Estate quieto de una vez, por todos los Santos" gruñó el Caballero "cosas más terribles hemos visto en la vida y, a buen seguro, peores nos quedan por ver"
El caballo apenas se mantenía tranquilo y no hacía mas que remover la graba de la que pendían las alforjas, como `poseído por un miedo mortal a su contenido.
"El origen divino de la mortaja, seguramente lo altera, pobre bestia sin alma" pensaba el caballero pero, cuando fue a montar, el caballo corcoveó hasta que las alforjas cayeron de su lomo, momento en el que se calmó un poco.
"Pues si tanto te altera llevar las alforjas", le dijo en voz baja y furibunda "vive Dios que las llevaré yo mismo, pero la llevaré"
Tras lo cual subió al renuente caballo, con las alforjas al hombro y puso medio galope en dirección al villorrio, donde pernoctó, continuando viaje al alba del siguiente día.
Varias semanas después llego a su destino y depositó una tela blanca, envuelta en una negra, en una profunda cámara de su casa.
Años después, en su lecho de muerte mandó llamar a su fiel ayudante y le pidió que le llevara esa tela y, tras pedir estar a solas con su esposa, díjola:
"Esta tela, es un regalo de Dios y nos ha traído la prosperidad, por favor, cuídala como si fuera el más preciado tesoro de La Cristiandad"
Días después, la esposa y viuda del Caballero Geoffroy de Charny, exponía lo que se conoció como el Santo Sindone, en una iglesia en Lirey, perteneciente a la diócesis de Troyes, Francia.
Era el año de Nuestro Señor de 1357.

6 comentarios:

lourdes dijo...

madre mia, he ido leyendo estas historias lentamente y me han sorprendido muchisimo...seguro que esto no es lo tuyo?

Alberto Abad "El Garras" dijo...

Pues la verdad es que mis aptitudes literarias y letrísticas son más bien limitadillas, me va mas el dibujete... esque cuando escribo o es creando la historia a la vez o no puedo, porque como sepa el final me aburro y dejo de escribir.... de hecho casi todos los relatos que me salen del cerebro acaban en el limbo por eso....

lourdes dijo...

pues esta me ha gustado mucho, no estas tan limitadillo como dices, sigue asi

Alberto Abad "El Garras" dijo...

Ya me los dirás cuando acabe el relato, que aun esta en proceso jajajaja

Bettie dijo...

otia frita, esto sí que no me lo esperaba! :S

Alberto Abad "El Garras" dijo...

De eso se trata Bettie, de eso se trata jajajajaja