NO TE CORTES EN COMENTAR, CRITICAR, ELOGIAR O PROPONER
NO MUERDO, DE VERDAD... CASI NUNCA

jueves, 23 de diciembre de 2010

Hoy me dió por escribir


 Hoy me dio por escribir, por el cúmulo de palabras que se asoman por mi mente. Simple y sencillamente por el arte de escribir.
Hoy me acerqué a mi escritorio y me senté. Sentí cómo mi mano se deslizaba suavemente sobre el tablero y noté cómo mis dedos agarraban una simple hoja de papel, que sobre la mesa dejé caer.
Hoy me apetecía escribir, y noté cómo mi mano rebuscaba, con seguridad, el bolígrafo exacto con el que comenzar este arte poco reconocido.
Un bolígrafo, para muchos es sólo eso, un utensilio. Para los amantes de este arte, un bolígrafo es un amigo. El amigo que ayuda a expulsar esas frases acumuladas en el corazón, un amigo que te ayuda a expresar los pensamientos de forma diferente.
Este utensilio que estoy utilizando no puede ser vulgar, tiene que ser el mejor, para poder deslizar su tinta suavemente sobre el papel.
Y, sin darme cuenta, comencé a escribir. Letra tras letra, palabra tras palabra. Una continuación de líneas, unas más altas y otras más bajas; unas finas y otras redondas. En su conjunto son las palabras.
Y las voy uniendo y las voy agrupando, y nace el primer párrafo que sin sentido he conseguido escribir. Y llegará el segundo y llegará el tercero. Eso es el arte de escribir.
El papel, ¿qué decir del papel?
Ese objeto sin vida que una vez tuvo vida, ese árbol que fue cortado pero sin morir del todo, pues sobre ese árbol estoy escribiendo.
Ese ser viviente sobre el que plasmo mis pensamiento, mis sentimientos y el conjunto de líneas llamadas palabras; palabras que con cariño he ido escribiendo.
Y, sin darme cuenta, sin apenas percibirlo, el tiempo va pasando y yo sigo escribiendo; con mi mano empuñando el bolígrafo sobre el papel, voy creando un escrito. Un escrito que en algún momento llegará a su fin.
Poco a poco, voy notando cómo las líneas se van terminando. De manera suave y tenue, voy dejando de escribir. Mi mano se va relajando, mi mente se va vaciando, de manera que este escrito se va terminando.
Una vez más, el texto llegará a su fin pero pronto volverá la ocasión en que mi mano, sin saber de qué manera, empuñe de nuevo el bolígrafo y comience a escribir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades,no solo dibujas de lujo,tambien bailas bien con las letras,garras!un texto con calma... y llega bien.ole.
gatamutante

Alberto Abad "El Garras" dijo...

Gracias gatita, viniendo de una escritora de tu calibre es todo un honor
Gracias por pasarte y comentar
Besotes